viernes, 4 de mayo de 2012




FRANCISCO NIEVA (Valdepeñas, Ciudad Real, 1927 - _ ).
Coronada y el Toro





      Francisco Nieva, escritor, director de escena, escenografía y figurines.



     Nació hace 65 años en la localidad ciudadrealeña de Valdepeñas, siguió de niño una educación particular. Fue interrumpida a los 9 por la guerra civil y tres años después por una enfermedad que le obligó a permanecer en el campo. Allí se iniciaron sus grandes pasiones, pues comenzó a escribir y aprendió dibujo y música.


     Con quince años siguió cursos de pintura en la Real Academia de San Fernando, en Madrid, donde entró en contacto con los movimientos más vanguardistas de España y Europa. Pero fue Paris la ciudad donde desarrolló su formación artística. Allí siguió estudios en la Sorbona y conoció a Artaud (1952), expuso sus pinturas experimentales con el grupo COBRA y esbozó una primera concepción del Teatro furioso (1953), se casó y fijó su residencia (1954). A partir de ese momento, e intercalada con una impresionante actividad artística que le llevó a colgar sus pinturas en el Galería Charpentier de París y la Biennale de Venecia, comenzaron sus investigaciones y estudios técnicos del teatro, muchos de ellos convertidos (entre 1959 y 1963) en ensayos publicados por el Centre Nacional de la Recherche Scientifique. El conjunto de su obra fue reconocido con el Premio Polignac.


     Durante estos años realizó varios montajes escenográficos en Italia, Austria, Alemania y España. Uno de sus trabajos más importantes en el exterior lo constituyó su colaboración con el director austro-alemán Walter Felsenstein para la Ópera-Cómica de Berlín: en esta ocasión estuvo a cargo de la dirección de escena y los decorados del ballet Cinderella de Prokofief, El capricho español, La vida breve y L’heure espagnole fueron creaciones para Palermo, mientras que Fra Diarolo lo fue para Viena. A su vuelta a Madrid se dedicó a la escenografía pues su obra no podía ser representada por causa de censura.


     Pero ya en los años setenta no sólo logró estrenar obras como La carroza de Plomo candente o El combate de Opalos y Tasia, por las que recibe el premio Mayte de teatro en 1976, sino también publicar algunos de sus textos (Es bueno no tener cabeza, Teatro Furiose o Teatro de farsa y calamidad, entre otros). En 1978 dirigió el montaje de Don Giovanni de Mozart, en 1979 adaptó y dirigió Los baños de Argel de Cervantes y al año siguiente recibió el Premio Nacional de Teatro.


     Su actividad teatral se hizo intensa en los años 80: en el Teatro de la Zarzuela realizó el montaje de Tosca de Puccini y en el Teatro Español de Don Álvaro del Duque de Rivas, por las que recibió, junto con su obra La señora Tártara, el premio de la Crítica en tres ocasiones distintas. En su larga trayectoria destacan los ya mencionados trabajos teatrales como los realizados sobre los textos Pigmalión de Shaw. El zapato de raso de Claudel. La marquesa Rosalinda de Valle-Inclán o El burlador de Sevilla de Tirso de Molina. Marat-Sade de Weis y Tartufo de Moliére-Llovet siguen siendo considerados hitos del teatro contemporáneo español. En la década de los 80 vendrían títulos como el de la zarzuela Curro Vargas, la ópera I due Foscan y obras de teatro como Las aventuras de Tirante el Blanco, Corazón de arpía y El baile de los ardientes.


     En los últimos años, su prestigio como teórico del teatro le ha vinculado a un buen número de importantes instituciones nacionales: ha formado parte de la junta técnica consultiva del Centro Dramático Nacional y ha impartido clase en Real escuela Superior de Arte Dramático (RESAD) y en el Instituto de Teatro de Barcelona. Como figurinista y escenógrafo ha obtenido diversos premios y sus bocetos han formado parte de exposiciones antológicas dentro y fuera de Madrid. Como autor literario ha sino reconocido una autoridad. Elegido en 1986 miembro de La Real Academia Española de la lengua, leyó su discurso de entrada en 1990.


     Pero quizá haya sido 1992 el de su definitivo reconocimiento; publicadas un año antes sus Obras completas, recibió el premio Príncipe de Asturias por su obra literaria en general y el Premio Nacional de Teatro por sus famosos montajes. Su último trabajo como autor, director, escenógrafo y figurinista fue estrenado en EXPO'92 bajo el titulo Los españoles bajo tierra.



     En 1993 recibe la medalla de oro de Castilla la Mancha y al año siguiente publica su primera novela "El viaje a Pantaélica" que le seguirán "La llama vestida de negro", "Granada de las mil noches", "El reino de nadie" (Recopilación de artículos de prensa) y "Oceanida". En 1996 le dan la medalla al mérito de las Bellas Artes y en 1997 estrena en el C.D.N. "Pelo de Tormenta”. Más adelante, con “La mutación del primo mentiroso” (2004), fué galardonado con el I Premio de Novela Ducado de Loeches.


     La obra completa de Francisco Nieva, publicada en 2008, recoge en dos tomos la extensa y rica producción de Nieva. El primer tomo está dedicado al teatro y el segundo recoge toda la narrativa y una selección de artículos.



     Esta amplia y completa biografía ha sido facilitada por:




Coronada y el toro (1974)

     Coronada y el toro es la sexta obra incluida dentro del apartado del Teatro Furioso en la edición del Teatro Completo. Nieva terminó de escribir la versión definitiva de esta obra en 1974. Fue estrenada el año 1982, en el Teatro María Guerrero de Madrid.
En sus Memorias de teatro dice: 



“El día que asesinaron a Carrero Blanco me andaba
yo por el largo monólogo de Coronada en la segunda parte”.



     Más allá de la lectura, esta es una obra en la que Nieva critica y satiriza la España negra y defiende el derecho del pueblo a la revolución.
    

     El argumento presenta la rebelión orquestada por Coronada a causa de la situación de dictadura que vive su pueblo. A pesar de los intentos del alcalde por sofocar la insurrección, la libertad saldrá triunfadora. Con todo, el autor critica y satiriza la institucionalización del poder y defiende la necesidad de la revolución.


     Por tanto, es sin lugar a dudas, una obra en la que Nieva ha expresado con mayor claridad su sentido del compromiso político defendiendo la revolución por el descontento, la heterodoxia y la orgía.


     Según el propio Nieva en Breve poética teatral, con estos planteamientos, se acerca a un tipo de teatro más comprometido, de mayor hondura política aunque sin caer en el racionalismo realista y circunstancial que caracterizaba el teatro de los años inmediatamente anteriores. La actitud estética de Nieva supera la ideologización discursiva para adentrarse en la contracultura de las viejas raíces hispánicas, a la manera de Valle Inclán o del coetáneo Rodríguez Méndez. Es un teatro que va más allá de lo político, pero partiendo del conocimiento perfecto, profundo e íntimo de los más irrefrenables sueños trágicos, el exaltado espejo de la verdad interior que todos temen”.



     David Ladra también añade en Leer a Nieva que, sin ninguna concesión al realismo, sino con la verdad eterna de lo mítico, procede a realizar su trabajo de disección (de la sociedad española),  para mostrárnosla despedazada, como en esas láminas médicas en las que el corazón, el hígado o los pulmones parecen escaparse de un cuerpo ya reducido a lo que será en su propia huesa.






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