domingo, 6 de mayo de 2012




Análisis del lenguaje y de algunos personajes de Coronada y el toro.


    Si entre otras cosas algo caracteriza el teatro de Francisco Nieva, es el lenguaje que utiliza en sus obras y que ha sido ya objeto de múltiples estudios. Es un lenguaje barroquizante, en el que destacan las formas populares y coloquiales, siendo directo y violento y estando poderosamente influenciado por Valle-Inclán: la farsa, lo grotesco, el esperpento, etc.


    Además se une a todo ello el hecho de que sus obras tienen una actitud testimonial y de denuncia de las injusticias sociales, expresadas mediante un realismo directo y critico  que tiene al pueblo como protagonista. Es un teatro de posguerra , de denuncia de la situación española del momento, es el Nuevo Teatro Español de finales de los años 50 y principios de los 60.


    Todo ello se ve reflejado mediante los diálogos de los personajes y las acotaciones como veremos a continuación. Por ello, os invitamos a la lectura de un fragmento del inicio de la obra para que podáis observar lo mencionado anteriormente y para invitaros también a que la leáis…


(Comienza. Sale el alcalde ZEBEDEO y dice:)


ZEBEDEO  Han llegado los festejos de Farolillo de San Blas, pueblo sangrío y de buena cepa, del que soy alcalde perpetuo y por mi voluntad popular. (Trompetazo de ocultis que subraya esta afirmación. El alcalde se arrodilla). Señor gobernador de la provincia, con su puro y sus zapatos de mucho lustre; señor obispo reverendísimo, vestido con tantas cortinas; señor capitán de la guardia civil de plomo yo me arrodillo ante sus divinas autoridades y con la antigua cortesía china de los hidalgos españoles, solicito vuestro permiso para dar la voz en grito del regocijo en el ínterin. Que así comience la marimorena anual en honor de nuestro San Blas, santo de madera de olivo, el más viejo y el más santo de toda la sierra de Mangatoros. (Saca de una mano a CORONADA). Esta supermoza que me sigue es Coronada, mi hermana mayor que aún no se casó —y difícil lo veo— por ser tan giganta y por el mal tino que tiene en ser un poco sabia y mandonera. Pero yo la tengo amaestrada y la enseño para hacer gracia... Tiene en dote tres cortijos y muy buenas colmenas de hormigas para hacer luto riguroso cuando se muere algún vecino. ¡Saluda, patosa, persignate ante los señores y no me des que sentir!

CORONADA  Zebedeo, me estás poniendo en vergüenza. Discúlpenlo sus señorías. No tiene letras y es muy rudo. Te has caído, hermano alcalde, si piensas que me tienes tan reducida. Con el mayor temblor de mi pecho esperaba esta ocasión y aquí está. Ésta es mi hora. Si salgo, es a pedir clemencia para el pueblo de Farolillo y justicia para tantísimos desmanes que se cometen en él.

ZEBEDEO  ¡Traidora, redicha, pies de lagarto! No te perdono este disgusto. No le hagan caso sus Potencias Universales que se debe haber vuelto loca por no casarse en su sazón. Es desazón lo que tiene. El vértigo de las solteras.

CORONADA  (Muy hipócrita y modestera). El corazón dolorido y bañado en Alacoques y Sulpicios de nuestra santa religión, eso tengo yo. Sí, señores. Pido clemencia para tanto desafuero animal como se comete aquí. A don Cerezo, nuestro párroco, le tienen apiñonado de miedo para que no acuse desde el púlpito y le contentan cada año con tres cuarterones de tabaco para San Blas, que no fuma. Un chantaje, como se dice en las novelas. Y entre tanto, cada toro que aquí se lidia trae varias muertes en sus cuernos. Si algún error hemos cometido, para la fiesta estamos sentenciados. A ser valientes nos condenan y aquí torea todo el mundo. Torean los niños en brazos de sus abuelas, que tanto los miman. Torea la banda de música, por gusto de ver saltar el bombo. Torean las viudas para vengar a sus maridos. La religión se tergiversa y ya no hay dignidad ni sentimientos favorables. Hemos dejado de ser chinos, como mandaba la urbanidad española y las antiguas costumbres que heredamos de Hernán Cortés. Todo se pierde y se va por un albollón.

ZEBEDEO  ¡Calla, mamancona! ¡Hay que detener a esta loca!

CORONADA  Digo que no hay dignidad y todo es escarnio y mala saña. Esto no es fiesta, sino un puro revolcadero. Ponen bragas a los toros para que mueran en ridículo y le entorchan el rabo con pez ardiente para que iluminen la fiesta por la otra punta. ¿Así bordas tú sobre la tradición, hermano?

ZEBEDEO  ¡Aquí, alguaciles! ¡Panzanegra, Tenazo, llevárosla, que nos vilipendia y nos pierde! ¡Mala tentación la de traerte!

 (Entran PANZANEGRA y TENAZO, típicamente caninos y con la lengua afuera, se abalanzan sobre CORONADA y la retienen, pero ella se zafa de un empellón).

CORONADA  ¡Soltadme y no me toquéis, sicarios! Un detente milagroso llevo en este escapulario que os va a fulminar a los dos si seguís amagando. (De nuevo se avanza y proclama). ¡Señores Alticolocados, césares augustos de la provincia!, el estandarte de mi razón levanto y en nombre de los derechos Tridimensionales y de la Carta Magna; en nombre de la Convención Puericultora de Ginebra y en nombre de la primera Constitución del Parto de los Montes en el Peristilo de Washington, pido con sello de urgencia que se intervenga en esta salvajina descomunada y antihumana. (Tremolando la palabra). ¡Que la paloma candil salga a iluminar el mundo de entre las enaguas del Papa y la Paz —que es tan paciente— se tome ya sus derechos y se pidan responsabilidades! (Alocándose cada vez más)¡Gloria a Dios en las alturas y pies para qué os quiero a los enemigos de la Salud Pública!

ZEBEDEO  ¿Dónde aprendiste a echar discursos, mala rabadana? Esas ideas de exprés‑progreso te van a costar el pellejo. ¿No lo ves? Mira el ceño que te pone la Presidencia Alticolocada. Tú me has querido perder y te vas a llevar un chasco. Mira a los tres supremos mandaderos cómo se consultan entre ellos y se rascan la frente los unos a los otros. Ahora soy yo quien se dirige al Gobernador: Muy Señor mío y Besopiés, ¿qué hago con ella? ¿La degüello en el tajo de la cocina?

CORONADA  No te darán ese permiso las más finas autoridades. Son padres de familia con cuarto de baño y con el alma en su almario. Son hijos de sus mujeres y saben quién era Isabel, Agustina, María Pita y Antonia Mercé en su mesa petitoria. Yo también pido con guantes y sé cómo se dirige una a los altiplanos para que le echen una mano de caballeros.

ZEBEDEO  Una mano de palo duro es lo que te mereces y una buena condenación a sombra, como a Marauña.

CORONADA  ¡Ahí es otra, señores míos! ¿No saben quién es Marauña? Pues es un pobre muchacho, hijo de viuda muerta —lo que ya es el colmo de los rigores—, al cual tienen subsistente y de perpetuo en la cárcel por una falta mal sabida y que dan suelta por estas fechas, por haber dicho una vez que quería ser torero. ¿Y para qué lo libran? Para que quede muy mal y le dé gusto a la afición en sus ganas de fracaso y mala suerte. ¡El infeliz! Por lo menos que le manden a pelear a Mauritania con el ejército y allí muera bronceado y fuerte y no con ese color triste, de patata, que tiene de su cochiquera. Pero no. Cuando se acaba la fiesta, a la cárcel vuelve de nuevo. Por esto y por mucho más, pido justicia y que le quiten la vara a este desentrañado hermano alcalde, pues ya me lleva matados con su escopetón de truenos a tres novios en lo que llevamos de invierno. Ésa es su distracción. Y luego dice que no me caso...

ZEBEDEO  ¡Alevosa! Con el equipo te has caído. Si los Alticolocados no dicen nada, ya estás sentenciada. Quien calla otorga. (A los alguaciles). Encerradme ya a esa hembra en 1a casa que le puse de dote, con seis balcones pintados a la calle para que no se asomara. ¡No la vea yo más en mi vida!

...



    Personalmente pensamos que es una obra para la que los años no han pasado. A pesar de estar escrita en el año 1974,  podríamos decir que describe perfectamente la realidad del momento que estamos viviendo en España, donde los políticos nos roban el dinero, o mejor dicho: Los alticolocados o sus Potencias Universales, (como ustedes prefieran llamarles), que visten con “sus puros y sus zapatos de mucho lustre”, y hacen chantajes y sobornos para esconder lo que nos quitan mientras se burlan de nosotros y nos “torean”:


    “A don Cerezo, nuestro párroco, le tienen apiñonado de miedo para que no acuse desde el púlpito y le contentan cada año con tres cuarterones de tabaco para San Blas, que no fuma. Un chantaje, como se dice en las novelas. Y entre tanto, cada toro que aquí se lidia trae varias muertes en sus cuernos. Si algún error hemos cometido, para la fiesta estamos sentenciados. A ser valientes nos condenan y aquí torea todo el mundo.” (Coronada)


    Un país en el que supuestamente no hay dinero para cubrir las necesidades básicas pero si para fiestas y despilfarros innecesarios:


    “Que así comience la marimorena anual en honor de nuestro San Blas, santo de madera de olivo, el más viejo y el más santo de toda la sierra de Mangatoros.” (El alcalde Zebedeo)


    “Han llegado los festejos de Farolillo de San Blas, pueblo sangrío y de buena cepa, del que soy alcalde perpetuo y por mi voluntad popular.” (El alcalde Zebedeo)


    Donde el patriotismo a veces es lo único que importa:


    “Esta es Mairena, la gitana que se arrimó a este pueblo por no andar del todo perdida. Yo la tolero, aunque esté loca, porque es patriota.” (Zebedeo)


    Palabras de un alcalde que desprende cierto toque “ Torrentino”, queriendo decir con esto que su imagen y su actitud se podría comparar perfectamente, por no decir que son idénticas, a la del personaje de Torrente.


   Pero a pesar de todo ello, la esperanza no está del todo perdida. Aunque el pueblo parezca andar ciego ante una situación en la que él es el único que sale perjudicado, aún existen personas como Coronada ,que se enfrentan a las injusticias sociales y a las dictaduras que  intentan imponer personajes decadentes y grotescos, con ganas de lucha y de revolución:


    “Si salgo, es a pedir clemencia para el pueblo de Farolillo y justicia para tantísimos desmanes que se cometen en él.” (Coronada)


    “Digo que no hay dignidad y todo es escarnio y mala saña. Esto no es fiesta, sino un puro revolcadero. Ponen bragas a los toros para que mueran en ridículo y le entorchan el rabo con pez ardiente para que iluminen la fiesta por la otra punta. ¿Así bordas tú sobre la tradición, hermano?” (Coronada)


    Pero no hay que confundir todo esto como si fuera una especie de “dossier” de quejas y reclamaciones, sino como dice el propio Nieva:


    “…no es un “dossier” de quejas ni reclamaciones, sino una burla sin escrúpulos de lo que por desgaste ha de terminar resultando arbitrario y obstaculizador para la marcha y el goce de la vida.”













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