MIGUEL MIHURA (1905-1977). Tres sombreros de copa
Miguel Mihura
nace en Madrid en 1905. Hijo de actor y empresario de teatro, vivió desde niño
en el ambiente teatral, lo que influiría considerablemente en su obra.
En 1932
escribe Tres sombreros de copa, obra que no es entendida por los
empresarios que se niegan a representarla, por lo que el autor decide cambiar
de rumbo y hacer obras de teatro más burguesas, en línea con lo que se lleva en
esos momentos. Durante la
Guerra Civil funda y dirige La Ametralladora,
revista de humor de la zona nacional, donde ya se puede ver su particular
concepción del humor que alcanzará un gran éxito con su siguiente
revista, La Codorniz,
fundada por él en 1941:
“Yo recuerdo que La Codorniz nació para tener
una actitud
sonriente ante la vida; para quitarle importancia a las cosas;
para
tomarle el pelo a la gente que veía la vida demasiado
en serio, para acabar con
los cascarrabias; para reírse
del tópico y del lugar común; para inventar un
mundo nuevo,
irreal y fantástico y hacer que la gente olvidase el mundo
incómodo y desagradable en que vivía. Para decir a nuestros
lectores: «No se
preocupen ustedes de que el mundo esté
hecho un asco. Una serie de tipos de mal
humor lo ha estropeado
con sus críticas, con sus discursos, con sus
violencias.
Y ya no tiene remedio. Vamos a olvidarlo y
a procurar no enredarlo más.
Y aquí, reunidos, mientras la gente discute y se
mata, nosotros,
en un mundo aparte, vamos a hablar de las mariposas, de las
ranas,
de los gitanos, de la luna y de las hormigas. Y nos vamos a reír
de los señores serios y barbudos que
siempre están dando la lata y
buscándole los pies al gato». Y por eso los
señores barbudos
los dibujaba Herreros dentro de los bolsillos de sus
protagonistas,
allí arrinconados, a punto de morir de asfixia.”
Miguel Mihura
Su humor,
totalmente original, fresco y descabellado seguía la línea de lo que se hacía
en Europa en aquel entonces. Después de vender La Codorniz decide
pasarse al cine donde escribirá numerosos guiones y reanudará su creación
teatral en 1953, continuándola hasta 1968.
Sin embargo
todas sus obras están por debajo de la genial, Tres sombreros de copa,
ya que se ve obligado a frenar su libertad creadora y su magnífica imaginación.
Son los años
de A media luz los tres, El caso del señor vestido de
violeta, y Carlota. Pero alcanzará el éxito total de público
con Melocotón en almíbar (1958) y Maribel y la extraña
familia (1959). Después habría que destacar La bella Dorotea (1963)
y Ninette y un señor de Murcia (1964).
Mihura es, por
tanto, la
primera figura del teatro humorístico contemporáneo español.
Sus comedias
muestran una voluntad de ruptura con el teatro precedente. Tuvo una gran
capacidad para crear tramas sorprendentes manejando con gran habilidad toda
clase de recursos escénicos y demostrando un gran ingenio en sus diálogos.
A su
imaginación hay que añadir su ternura y la belleza de las palabras utilizadas,
además de su combinación del humor trágico con el ridículo, que hacen que su
obra sea completamente original y única en la historia del teatro español.
Tras esta
breve introducción sobre Miguel Mihura que encontramos en “La ciberniz” [http://www.ciberniz.com/ ], página web de la Academia del Humor e inspirada
en la revista de La codorniz, nos
ayudará a conocer un poco mejor a este autor contemporáneo que se atrevió a romper con
el teatro de postguerra conocido entonces
como “teatro de salón” y que inspirado por algunos autores como Becket y
Ionesco, renovó el teatro cómico a través de los juegos semánticos y el enredo
combinado con el absurdo.
Una de sus obras más conocidas e
importantes porque supondrá una nueva etapa del teatro cómico y la cual vamos a
comentar es Tres sombreros de copa. Dicen que Mihura la escribió en unos tres meses, y según sus propias
declaraciones, la creó «sin esfuerzo» y «con facilidad, con alegría, con
sentimiento». Consideraba que había encontrado con esta obra un estilo propio y
sin influencias ajenas, y se mostró orgulloso de su «virtud melódica», de su
ritmo, de «esa cadencia especial que sonaba a verso».
El enfrentamiento de dos mundos
La obra
enfrenta dos formas distintas de concebir el mundo por medio de la oposición de dos grupos de personajes. En
el reparto, estos dos grupos se sitúan en dos lugares distintos:
1.
En primer lugar, están los representantes de la pequeña
burguesía
de una ciudad de provincias: el Odioso Señor, el Anciano Militar,
el Cazador Astuto, el Romántico Enamorado, el Guapo Muchacho y
el Alegre Explorador. Las
antonomasias (sinécdoques que consisten
en poner el nombre apelativo
por el propio, o el propio por el apelativo)
con las que los describe tienen
una intención peyorativa, los considera
convencionales como sus nombres (la
parodia se relaciona con los
putrefactos, término que surgió en la Residencia de
Estudiantes y fue
muy usado por Dalí. Por esto siempre huelen a podrido).
Es
significativo el Anciano Militar, del que sabemos el nombre,
Alfredo, cuando ya
ha regalado todas sus medallas y abandona sus
modales hipócritas y se humaniza
un poco. Sólo don Rosario y don
Sacramento no son mencionados por sus
antonomasias.
2.
En segundo lugar, figuran los miembros del music-hall,
Paula
y las otras chicas. Entre ellos se inserta Dionisio, porque por un
momento
se acercará a este mundo.
A su vez, estos personajes pueden
dividirse en dos grupos, según sus
nombres tengan o no resonancias artísticas:
Fanny, Madame Olga,Trudy,
Buby y Antonini, pseudónimo de Dionisio. Luego están
Paula, Sagra
y Carmela.
A medio camino entre los dos mundos y como nexo de ambos están los tres sombreros de copa del título. Esta prenda elegante actúa como un símbolo de las dos formas opuestas de concebir la vida según el autor: en el mundo serio remite a los trajes de etiqueta de las bodas; en el del music-hall, al vestuario de los presentadores y los artistas de magia o malabares. Pero a Dionisio, ninguno de los tres sombreros le da la solemnidad que busca…
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