viernes, 30 de diciembre de 2011

FEDERICO GARCÍA LORCA (1898-1936). GENERACIÓN DEL 27

Federico García Lorca (Fuente Vaqueros, Granada, 5 de junio de 1898 – entre Víznar y Alfacar, ibídem, 18 de agosto de 1936) escribió poesía, teatro y prosa. Se le adscribe a la llamada Generación del 27 y es el poeta de mayor influencia y popularidad de la literatura española del siglo XX. Como dramaturgo, se le considera una de las cimas del teatro español del siglo XX, junto con Valle-Inclán y Buero Vallejo.

Murió ejecutado tras la sublevación militar de la Guerra Civil Española, por su afinidad con el Frente Popular y por ser abiertamente homosexual.

Sus obras se alimentan de obsesiones -amor, deseo, esterilidad- y de claves estilísticas constantes. La variedad de formas y tonalidades nunca atenta contra esa unidad cuya cuestión central es la frustración. Hemos escogido dos de sus obras más importantes, y muy diferentes: “Así que pasen cinco años” (1931) y “La casa de Bernarda Alba” (que por circunstancias de su asesinato fue su última obra).

“Así que pasen 5 años” es una de las creaciones mayores del teatro de Federico García Lorca. Pieza novísima en forma y contenido fue el resultado del ambicioso proyecto del poeta de “crear un teatro nuevo, avanzado de formas y teoría” que había de originar el deseado “Teatro del porvenir”.

Deteniéndonos en esta obra “vamos a no llegar, pero vamos a ir.”

¿Sabíais que “Así que pasen 5 años” fue equivocadamente considerada durante mucho tiempo como obra inacabada? Esto se debió a un desgraciado error del editor de su primera edición, ya que es, en realidad, la única de las llamadas “comedias imposibles”, que ha llegado a nosotros completa.

También fue declarada irrepresentable. No es de extrañar puesto que esta obra o, como nos gusta a nosotras llamarla por su tremendo lirismo: “poema dramatizado”, fue demasiado novedosa y original, tal vez respondiendo a la aspiración del poeta hacia un teatro total, puro a través de la más completa simbiosis de los conceptos de poesía y teatro y supuso una ruptura en la forma de escribir y de entender el teatro que nos lleva a formularnos la eterna pregunta con la que tenemos el debate garantizado: ¿EXISTE TEATRO PARA LEER? Así formulada y para nosotras como actrices… ¿qué queréis que os respondamos? Obviamente el teatro no es teatro si no se representa y, si no, que se lo pregunten a los “Seis personajes en busca de autor” de Luigi Pirandello.

Según el crítico Ricardo Gullón: “Antes de opinar sobre una pieza teatral conviene verla representada. La lectura no basta […] el lirismo escuchado facilita la comunicación”.

Pues en esta obra de Lorca la pregunta tiene su más fiel respuesta, como hemos dicho antes, ¡fue declarada irrepresentable! Está claro que tanto El Público como Así que pasen cinco años son obras complicadas que necesitan de tiempo y de reflexión pero, como dijo Mora Guarnido después de asistir a una representación en Montevideo: “la escena aclaraba en su acción no pocos efectos que quedaban oscuros o sin perfil en la simple lectura”. Por eso, la falta de estreno de esta obra en España hizo que quedase como inconclusa, non-nata.

El mismo Lorca, le explicó a Margarita Xirgu la obra que le proponía estrenar y ésta no logró “verla” como realización escénica, le pareció “irrealizable teatralmente” e “incomprensible para el público” aunque Lorca le dijera que “se desarrollaba fuera del tiempo y de la realidad, en la cabeza del protagonista”. Años más tarde se mostraba arrepentida de esa decisión.

Primer acto:

[…]

Joven:  
¡Nunca! Por ahora no puede ser.
Por causas que no son de explicar.
Hasta que pasen cinco años.

Lorca no da explicaciones del porqué de la espera, alejándose así de una tradición objetiva del teatro, ya sea romántica, realista o naturalista, y acercándose, en cambio, al simbolismo y al expresionismo. Pero no podemos dejar de plantearnos por qué cinco años y, es escalofriante, que esta obra fuese casi una premonición, ya que Lorca fue fusilado justo cinco años después de escribirla (1931). Esta obra está llena de agonía acerca del destino humano, expresada en el eterno juego del tiempo, el amor y la muerte. De hecho, su subtítulo es “Leyenda del tiempo”.

Amigo 2º:
Yo vuelvo por mis alas,
dejadme volver.
Quiero morirme siendo,
siendo ayer.
Quiero morirme siendo
siendo amanecer.

El plazo de cinco años se presenta al principio de la obra como el tiempo que le viene impuesto al protagonista para poder casarse con su amada, la cual tiene quince años y ha emprendido un viaje que justamente durará cinco años. Pero antes de acabar el primer acto, un personaje, el Amigo 2º, señala que: “dentro de cuatro o cinco años existe un pozo en que caeremos todos”. Y este plazo aparece reiteradamente en la obra: cuando el protagonista es rechazado por su amada, vuelve a buscar a la mecanógrafa que estaba enamorada de él, para casarse con ella y saciar su anhelo de amor y de paternidad. Pero, inexplicablemente, ella le vuelve a imponer un plazo de cinco años para casarse. Esos cinco años nunca llegan pues el protagonista muere.

    El presente, el pasado, el futuro ¿en cuál de ellos vives?… El tiempo es relativo y el hombre que sólo espera, encuentra la muerte en vida. Cinco años son una eternidad y a la vez un instante.

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